Avilés, calle del Muelle -Foto Asturias Verde-
El Colectivo Ecologista de Avilés y la Asociación de Juristas contra el Ruido exigen al Ayuntamiento de Avilés que se tomen medidas para paliar el grave problema de ruido en la ciudad. Los datos del 2009 suponen un empeoramiento del 10% respecto al año 2008. Superando de manera evidente los 65 decibelios, que es el nivel sonoro establecido por la OMS como límite de tolerancia al ruido
Nota de prensa del Colectivo Ecologista de Avilés y la Asociación de Juristas contra el Ruido
El Colectivo Ecologista de Avilés y la Asociación de Juristas contra el Ruido exigen al Ayuntamiento de Avilés que se tomen medidas para paliar el grave problema de ruido en la ciudad. Los datos del 2009 suponen un empeoramiento del 10% respecto al año 2008. Superando de manera evidente los 65 decibelios, que es el nivel sonoro establecido por la OMS como límite de tolerancia al ruido
Nota de prensa del Colectivo Ecologista de Avilés y la Asociación de Juristas contra el Ruido
El Colectivo Ecologista de Avilés y la Asociación de Juristas contra el Ruido hemos exigido al Ayuntamiento de Avilés el que se tomen medidas para paliar el grave problema de ruido que padece la ciudad de acuerdo a los datos facilitados por el Principado, el nivel sonoro medio diario de 67 decibelios superando ampliamente los valores admitidos en la legislación, que están fijados en 45 decibelios durante la noche de 22 a 7 horas y de 55 decibelios durante el día de 7 a 22 horas. Supone un empeoramiento del 10% los datos del año 2008. Superando de manera evidente los 65 decibelios que es el nivel sonoro establecido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como límite de tolerancia al ruido, todos los días del año.
Estos datos oficiales del año 2009, acreditan que ha empeorado la calidad acústica, de acuerdo a los datos del año 2008. Hay que lamentar que estas estaciones les han sido retirados los sonómetros con lo cual ya no tendremos medidas de los niveles de ruidos que median. Los datos del Principado provenían de la estación de medida de la contaminación ubicada en la calle González Abarca esquina con la Plaza de la Guitarra, que es la única de las 4 que tenía sonómetro.
El Principado y el Ayuntamiento tienen la obligación de controlar los niveles de contaminación que padece la población (lo que incluye no sólo la atmosférica, también la acústica) y de tener expuestos los datos obtenidos para que cualquiera pueda acceder a ellos. La eliminación de sonómetros, la limitación de estaciones de control suponen una dejación de funciones de obligado cumplimiento en un intento vergonzoso de barrer la basura debajo de la alfombra; de intentar ocultar la contaminación realmente existente eliminando las mediciones, en lugar de actuar sobre los emisores. En lugar de eliminar mediciones, tendrían que crearse nuevas estaciones en los lugares más críticos de cada población.
El ruido debe considerarse como un contaminante medio-ambiental de primer orden con efectos nocivos importantes sobre la salud de la población y su calidad de vida. Su ubicuidad y difícil control hace que esté presente en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana y, por tanto, estemos expuestos a sus efectos. Las alteraciones psicológicas, la distorsión del sueño, la pérdida de audición y el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias son los principales riesgos en adultos. En los niños las alteraciones del sueño, los procesos respiratorios y la dificultad para el aprendizaje y el lenguaje son los principales problemas.
El organismo reacciona de una manera defensiva frente al ruido. Las interconexiones sinápticas de las vías auditivas en el sistema reticular ascendente y en el hipotálamo son la base de uno de nuestros sistemas más básicos de alerta ante el peligro: el ruido. Y la reacción del organismo ante una situación de peligro es poner en marcha toda una cadena de procesos hormonales y fisiológicos que nos preparan para la huida o la lucha. Las reacciones que se producen son en principio normales, pero se cronifican y convierten en patológicas tras exposiciones suficientemente prolongadas al ruido. Es lo que conocemos por estrés. Aunque existe una adaptación a los niveles sonoros que pueden crear malestar o motivar alerta, la estimulación constante “subconsciente” de los centro cerebrales de la alerta mantiene y cronifica esta respuesta de estrés anómala.
La estimulación con ruido produce, tanto en animales como en humanos, elevaciones transitorias de la tensión arterial. Con exposiciones continuas a ruidos estas elevaciones se hacen permanentes, siendo un agente a tener en cuenta en la génesis de la HTA. Es, pues, un factor más de riesgo cardiovascular; de hecho se calcula que una persona expuesta a ambientes ruidosos debe ser considerada como 10 años mayor de su edad cronológica a efectos de riesgo de enfermedad coronaria.
Tanto el informe de la OMS sobre el ruido (2004) como diferentes trabajos científicos, demuestran un aumento en la incidencia de procesos respiratorios y de sobrecarga de las urgencias hospitalarias que no puede justificarse únicamente por el incremento de los gases contaminantes de las ciudades. En concreto hay una correlación muy positiva con los episodios de bronquitis que sugieren un efecto del ruido sobre los mecanismos de inmunorregulación ya que, además, se aprecia un incremento de los procesos alérgicos en áreas de exposición aumentada al ruido.
Es necesario que el ayuntamiento tenga una mayor implicación y diligencia en la atención de las denuncias por ruido que sufren los vecinos, sobre todo las procedentes de negocios de diversos tipos. Los ayuntamientos no actúan por querer favorecer la actividad mercantil de algunos empresarios que no adoptan las medidas necesarias para evitar inmisiones molestas a sus vecinos, llegando a hacerles la vida imposible en su propia vivienda. Han de tener en cuenta la cada vez más abundante jurisprudencia que condena a muchos Ayuntamientos a indemnizar a los vecinos afectados por su inactividad e incluso en algunos casos con condenas penales a alcaldes o concejales y a los titulares de los negocios. Para un adecuado control de estas denuncias, todos los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes deberían tener personal capacitado para realizar mediciones de ruido y sonómetros homologados y permanentemente calibrados.
Por eso es necesario que se tomen medidas serias en vista de la gravedad del problema que se padecen en todas las zonas de la ciudad donde hay estaciones de control de la contaminación.
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